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Nieves Ramo

Departamento Oficina Técnica, Estudios de Obra, Proyectos y Obra. Servicio Badajoz

CUANDO NOS CREÍMOS QUE PODÍAMOS CONSEGUIR LA IGUALDAD.

Cuando el machismo se convierte en micromachismo y dificulta cada vez más que seamos tratadas en igualdad.

Las mujeres llevamos años peleando para que nos traten con igualdad. Para ello luchamos mucho, teníamos que ser las mejores, trabajar el doble que los varones, convencer a nuestra familia que la casa es de todos y todos tenemos que mantener. Cuando crees haberlo conseguido, llega el famoso “techo de cristal” y te parece percibir cierto machismo rancio que son los micromachismos en la vida laboral y que toda mujer ha sufrido en mayor o menor medida en su centro de trabajo por parte de algún hombre. Por ejemplo, cuando nos explican algo, que ya sabemos, de forma paternalista como si fuéramos tontas; no dejarnos hablar en reuniones; no hacernos caso con una idea y en cuanto tienen ocasión venderla como suya y etc.
Se trata de comportamientos masculinos que buscan reforzar la superioridad sobre las mujeres y van creando así las condiciones para perpetuar la disponibilidad de la mujer hacia el varón, y evitar lo inverso.
Son pequeñas tiranías, terrorismo íntimo, violencia blanda, suave o de baja intensidad, tretas de dominación, machismo invisible, casi imperceptible y que está en los límites de la evidencia. Una de las razones de su gran eficacia, es que, dada su casi invisibilidad van produciendo un daño sordo y sostenido a la autonomía femenina que se agrava en el tiempo
Hay que formar a l@s trabajador@s sobre el carácter nocivo de este tipo de actitudes, incidiendo de que no solo afecta a las mujeres, sino que también perjudica el clima general de la organización.