Debería ser sencillo, ¿no?

Que la humanidad de la persona dirija nuestras vidas, se perciba en cada acción y actitud…. con esta premisa no debería existir discriminación alguna, ni necesitaríamos abogar a derechos; simplemente no se vulnerarían.
Revisemos nuestros valores, que algo está fallando desde la base y es nuestra responsabilidad. La discriminación, entre otras cosas, es una falta de respeto, más o menos sutil, que va menoscabando a la mujer, la menosprecia y lastra sus ambiciones simplemente por cuestión de género y no podemos mirar hacia otro lado, no debemos… y seamos muy cuidadosos, que nuestros principios están ahí para transmitirlos a los más pequeños, que lo absorben todo, y en definitiva, son los que empiezan a construir la sociedad del futuro y tenemos la difícil labor de ser sus mentores.
Nunca es tarde para empezar de nuevo.